miércoles, 19 de junio de 2013

Bromo


De manera excepcional, y sin que sirva de precedente, este post no va a ser escueto y directo.

Sábado, 15 de Junio de 2013, tras visitar parte de Malang, nos volvemos a vestir de Batik porque tenemos el honor de ser invitados a otra boda. En este caso, LA BODA MILLONARIA, un macro bodorrio que me río yo de la boda de la del príncipe y Leti, y sobre todo, mucha gente vestida con traje javanés que es sencillamente precioso.

Tras ello, preparamos las mochilas y a las 23h nos vamos a la facultad, para a la 1 a.m. partir en Jeep hacia el Bromo.

Subir al monte Bromo es toda una experiencia en sí misma. Comienza con los caminos semiasfaltados y llenos de baches, continuando por atravesar un gigantesco cráter rodeado de niebla que se da un aire realmente lunar, ascender hasta cierto punto rodeado de otros Jeeps y caballos, y finalmente caminar por la montaña hasta llegar al lugar escogido para ver amanecer. Pero como había mucha gente, Kimi y yo nos enfundamos la linterna y empezamos a trepar por el “camino/barrizal” hacia un punto un poco más elevado y desde el que podemos disfrutar sin ningún tipo de aglomeración.

El amanecer allí es precioso. Un paisaje escarpado, cubierto de niebla que se disipa poco a poco, con los volcanes Bromo y Semeru, ambos activos, al fondo, expulsando humo constantemente. Según avanza la luz y quemas el botón de la cámara de tantas fotos del paisaje y de los amigos indonesios que se nos unieron posteriormente, giras la cabeza y descubres que la niebla se ha ido y que ahora se puede ver el valle en todo su esplendor.

Tras quedar a gusto y satisfechos, descendemos y avanzando en Jeep a través del desolado paisaje cubierto deceniza, visitamos el cráter del volcán Bromo, imponente, humeante, y peligrosamente bello. Y...decidme, ¿hay alguna manera mejor de esperar a la gente que ha ido en segunda tanda a visitar el cráter que jugar juntos finlandeses, indonesios y el españolito a diferentes juegos descalzos sobre la ceniza y arena? Los gritos y las risas no tienen precio. Por ejemplo, los finlandeses tienen fama de tímidos y de huir constantemente de la mirada en la parada del autobús, por lo que nos colocamos todos en círculo y miramos a los pies de alguien aleatorio. Al dar una señal, todos miramos a la cara de la persona a la que estábamos mirando los pies, y si coincide que esa persona estaba mirando tus pies y se cruzan vuestras miradas, tenéis que gritar lo más fuerte que podáis de lo asustados y traumatizados que estáis, y perdéis y salís del círculo, y el resto continúa hasta que quedan dos, los ganadores. Creedme, es divertidísimo.





Entonces el Jeep nos lleva a lo que aquí llaman las “arenas susurrantes” debido a que se trata de una explanada en la que cuando pasa la brisa, se escucha un murmullo. Yo no lo escuché, la verdad, pero me subí con Raiko al techo del Jeep y fuimos hasta el siguiente punto montados ahí encima. Es una experiencia por un lado dolorosa porque te deja los ísquion polifracturados, pero por otro brutal, sintiendo el viento de frente mientras te rodean las montañas.


Y llegamos a la “Sabana”, más conocida como la colina de los Teletubbies. Nos dicen que no nos alejemos mucho, que volvamos en 10 minutos, pues hale, pocos segundos más tarde Kimi y yo estábamos corriendo como locos subiendo y bajando las colinas y tomando fotos de campeonato. 



Por último, visitamos la cascada Air Terjun Coban Pelangi, a la que se accede tras un par de kilómetros por un camino a través del bosque. No es la cascada más grande de este mundo, ni la más espectacular, pero ha sido una de las mejores experiencias de toda mi vida. Normalmente en otros países, hay barandillas y gente del parque que vigila que la gente no se mate en las cascadas. Bueno, pues no en Indonesia, aquí consideran que ya eres mayorcito para saber lo que haces, por lo que ponen un cartel cochambroso de que andes con cuidado y a pastar. Dejamos las mochilas en una cueva cercana, nos descalzamos, entramos en el río y remontamos el caudal hasta volver a alzarnos sobre las resbaladizas rocas. Sí, las rocas duelen en los pies, y te tienes que andar con mucho cuidado, pero la sensación de sentir todas y cada una de las texturas en los pies desnudos es indescriptible. Consideramos que unos 10 metros es una distancia insanamente aceptable para acercarse a la cascada, justo en la orilla del lago en el que caía. La sensación de libertad es infinita. De pie, con los brazos abiertos, y un viento cargado de agua contra el que es difícil mantenerse en pie. Lo más impactante es sentir la fuerza del agua contra ti. Completamente empapado, descalzo, rodeado de un bosque idílico y con una cascada enorme cayendo a escasos metros, es una experiencia mística.

Y tras ello, vuelves sobre tus pasos, ayudas a la gente a bajar las piedras altas, y caminamos todos juntos hasta encontrar un baño en el que cambiarnos toda la ropa y calzarnos. Y por el camino, una personita me pidió hacerme una foto con él:

Agotados, volvemos a Malang, y nos obsequiamos una cena tranquila, relajada, y con buena conversación.

Comentarios:
  1. Aunque sigo achicharrado, creo que me voy acostumbrando al calor y humedad.
  2. Cuando acabe la rotación, mi primer destino de viaje va a ser la Isla de Lombok. ¿Y sabéis lo mejor? ¡Que no voy solo! Voy con Kimi
  3. El resto del viaje aún es incierto.
  4. Ya son varios los médicos que tras decirles mi edad me han preguntado si me he casado ya.
  5. Alguien se nos ha adelantado con lo del trayecto de los angkots, adiós al Nobel.
  6. Me he quemado el cogote y la cara en el Bromo por el sol, ahora sí que soy un buleh de libro.
  7. La comida picante está haciendo estragos
  8. Fuimos a otro sitio de masaje, y esta vez sí ha sido genial y nadie ha manoseado mis gónadas.
  9. Siento que estoy haciendo el “Camino hacia la diabetes”: TODO aquí, todo, está frito, saturado de azúcar o ambas cosas a la vez.
  10. Estoy empezando a ver cosas realmente impactantes en el hospital.
  11. Los/las dependientes en las tiendas de ropa son más pesados que matar a un cerdo a besos, se te pegan al lado mientras estás viendo por si quieres preguntarles algo, pero es que te persiguen a 1 metro allá a donde vayas, ¡qué cansinos! ¡dejadme espacio coñaaaa!
  12. Ya sé insultar en indonesio y en finlandés
  13. Qué divertido es verles intentando pronunciar la “j” o la “rr”

    ¡Un abrazo y gracias por leer el blog!


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